LA HISTORIA DE LA BANDAMiguel Emiro era maestro de español y director de la Escuela Rural de Barones de Laguneta, pero sabía tocar violina y efectivamente la cargaba en el bolsillo para alegrar momentos en la institución y en el pueblo. Narró que un grupo de campesinos, padres de familia del colegio, lo visitaron en la antigua casa de bahareque de blanco pálido, que ahora es el museo, y lo comprometieron con conformar la banda que ahora es una de las mejores en el país.
El símbolo nacional que enorgullece a los cordobeses, el sombrero fino vueltiao, es compañero inseparable de los integrantes de la 19 de Marzo.
“Como yo convivía con la comunidad quise comprometerme y hoy día ese mismo grupo de muchachos ha dado de que hablar en todos los medios y escenarios”, precisó.
Todo ocurrió el 19 de marzo de 1966 y de allí el nombre de la banda. A Miguel Emiro le tocó aprender a tocar la trompeta como ocurrió con los demás integrantes que escogieron sus instrumentos predilectos. El maestro de todos fue Alfonso Piña, traído desde San Marcos, Sucre, y la misión de buscarlo le fue delegada a Manuel Antonio Gómez, El Chito. Sin embargo, Piña los abandonó, pero después contrataron al cereteano Octaviano Mejía. A los cuatro meses del proceso de enseñanza, la banda interpretaba porros y otros aires sabaneros.
Los integrantes fueron Manuel Antonio Gómez Hoyos (El Chito), Miguel Montes López, Julio Arrieta Vertel, Próculo José Urango Bustamante, Próculo Ruiz, Rosendo Urango Lora, Emigdio Lobo Arrieta, Pedro Aviléz (El Pájaro), Milberto Aguilar, Jorge Gómez Hoyos (El Peludo), Orlando Ávila Hoyos (Usino), Eulises Vergara Contreras (El Liche), José Reyes Valencia (El Chocoano), Ricardo Paternina De la Ossa(Saín),Taracio Manuel Castaño Vertel, Gilberto Hernández, Bernardino Mejía Regino, Ángel Arrieta Hernández, Alfonso Arrieta Vertel, José Faustino de la Ossa y Miguel Emiro Naranjo.
Ensayaban con la luz de mechones o acompañados por la luna y los primeros instrumentos los compraron recaudando productos agrícolas en las fincas de la región, que más tarde vendían en el mercado para reunir los fondos.
“A partir de ese entonces me di cuenta que la música además de ser un arte es una ciencia, y entonces me propuse conocer los secretos del pentagrama. Con eso me he desempeñado y me doy el lujo de decir que en Córdoba he enseñado a más de mil músicos que hacen parte de orquestas, mariachis y bandas”, expresó Naranjo.
Lo mismo ha ocurrido en su familia, toda vez que los cuatro hijos son todos músicos y de los once nietos seis también le siguieron sus pasos.
LA CASA MUSEO
Se inaugurará el primero de diciembre sin ayuda estatal. Habrá música de banda en vivo para todo el que llegue.
Además de estar ubicada justo donde nació la banda, será un espacio de investigación para que el folclor se fortalezca.
“Porque los eventos que han realizado alrededor de nuestro folclor lo han debilitado, puesto que al músico no lo han dignificado como se merece, sino que lo han relegado. Para no decir mentiras, ¿en qué plano está el músico que va todos los años al Festival del Porro en San Pelayo? ¿Ha surgido?”.
El maestro compró la casa, la remodeló, allí instaló el museo y no descarta la propuesta de elevarla a patrimonio cultural de Córdoba. En el lugar la gente encontrará la retrospectiva desde que empezó la 18 de Marzo hasta estos tiempos.
El maestro aspira que los visitantes también encuentren a la nueva generación de Laguneta aprendiendo a leer partituras y repitiendo con trombones, trompetas, clarinetes bombos y platillos las candencias de las tradicionales obras de la sabana: El Sapo, Fandango Viejo, La Espelucá, María Varilla, Palo e’ Corraleja, Carmen de Bolívar, Ayapel y otros que aún impactan y erizan la piel de los costeños.
La banda que ha llevado el porro a Francia y Europa, que se organizó como agrupación hace 46 años y que hoy es una fundación musical en Córdoba, de las de mayor autoridad por la calidad interpretativa, tiene casa museo en el pueblo al cual hace honor su nombre: la 19 de Marzo de Laguneta.
El director fundador y único director que ha tenido la agrupación, Miguel Emiro Naranjo, explicó que el propósito es guardar la memoria histórica y musical de la banda, con el fin de que no se distorsione la historia, como ha ocurrido con el legado que han dejado otros artistas y grupos de música.