Los hermanos López, una dinastía de prestigio

Los hermanos López, una dinastía de prestigio

  • 0 Respuestas
  • 2250 Vistas
Los hermanos López, una dinastía de prestigio
« : Febrero 12, 2017, 02:17:32 pm »
Por Julio Oñate Martínez





Después de desembarcar el acordeón en las playas del caribe colombiano e iniciar su peregrinaje tierra adentro hubo casos de pueblos donde este fue asumido prácticamente por toda la colectividad, con la consecuente aparición de dinastías musicales, término que en un principio se refería a la serie de soberanos pertenecientes a una misma familia en las monarquías europeas, pero que hoy adaptado a nuestro medio se aplica con propiedad en la música Vallenata.

El caso que mejor nos ilustra es La Dinastía López en La Paz (Cesar) que en su segunda generación da origen a los hoy famosos hermanos López que, por sus virtudes y logros en la historia del Vallenato, serán galardonados en la versión número 48 del Festival de la leyenda vallenata en Valledupar. Esta Dinastía tiene como punto de partida los hermanos Juan y Pablo López Gutiérrez acordeoneros de tradición que le dieron a su casa en La Paz el carácter de una embajada musical por ser punto de encuentro de los músicos provincianos que iban y venían en su misión de juglares, alegradores de la vida. Primo de ellos fue el andariego y aventurero Alfredo Gutiérrez Acosta padre del tres veces rey del Festival Vallenato Alfredo Gutiérrez Vital. Situada estratégicamente en nuestra geografía, era frecuente ver en la Paz a los acordeoneros procedentes del sur de la Guajira como Luis Enrique Martínez y Fermín Pitre, el Villanuevero Rafael Enrique Daza, Chema Ramos de Urumita y de la Jagua del Pilar Emiliano Zuleta Baquero, su hermano materno Toño Salas y Los Manaureros Carlos Araque y Juan Manuel Muegue.

De San Diego llegaban Juan Muñoz y más longevo Fortunato Fernández que imponían su Jerarquía en esa vecindad, en tanto que de los lados del Valle Lorenzo Morales y el mítico Chiche Guerra protagonizaban históricas parrandas en el patio de los hermanos López además de este catálogo juglaresco los nativos Carlitos Noriega y Eusebio Zequeira dejaron huellas en el solar de los López que más tarde contribuyeron a moldear la impronta musical en la nueva generación de los hermanos López Gutiérrez conformada por Pablo, Miguel, Alfonso, Elberto, Alvarito, Román y su primo Navín, rey Vallenato, hijo de Dagoberto López el primer cantante notable que tuvo La Paz, perteneciente a este prestigioso clan familiar.

PABLO LÓPEZ
De su tío Juan heredó los secretos de la percusión a mano limpia para llegar a ser el más destacado cajero del vallenato tradicional. Sus golpes son fuertes y profundos característicos del tocar fondeao, es decir percutiendo el cuero con la mano llena en el centro o fondo de la caja, como lo hacían los cajeros de antaño, como Pichocho en Sandiego y Rafael Valdés con Cirino Castilla en el Valledupar de antes.

A su lado se han coronado varios reyes vallenatos entre ellos: Su hermano Miguel en 1972, con Alfredo Gutiérrez 1974 y con su sobrino Alvarito en 1992. De grandes capacidades histriónicas y alegrador de parrandas Pablo es famoso por la suavidad de sus manos en contraste con la aspereza del ladrillo que tienen las de todos los cajeros que han hecho carrera en el Vallenato.





MIGUEL LÓPEZ
Fue rey profesional del acordeón en el año 1972 teniendo de guacharaquero y cantante a Jorge Oñate. En Luis Enrique Martínez tuvo su mayor influencia delineando un estilo de notas} ágiles, brillantes y risueñas con gran dominio de sus bajos profundos y armoniosos. Ejecuta el acordeón con elegancia y serenidad propias de los grandes maestros, su hermano. Cuando Jorge Oñate salió de la agrupación de los hermanos López fue reemplazado por el cantante patillalero Freddy Peralta poseedor de una voz fuerte de clara dicción con matices provincianos y nuevamente se lucen los López con el magnífico L.P. Acordeón bendito, título de una obra de Miro Zuleta incluida en él, que gustó llenando las expectativas de los interesados en el Vallenato. Después de un par de exitosos años con Peralta, Migue y su gente le dan la oportunidad de hacerse popular a Gustavo Bula, un estudiante de leyes del patio Villanuevero y con el mantienen la vigencia en el gusto popular grabaron dos elepés: El regreso y Como en otros días. Iniciando este nuevo milenio el rey Miguel estuvo junto a Colacho Mendoza acompañando a Pedro García “El Kankuamo” en casi una decena de producciones musicales ya en la era del CD. Una operación de corazón abierto no ha sido obstáculo para que Migue con el sabor y la destreza de sus mejores épocas siga estirando y contrayendo el fuelle como en sus mejores días, actualmente integra el conjunto Los Juglares la más pura y auténtica expresión del vallenato tradicional que hoy puede ofrecer Valledupar.

ELBERTO “EL DEBE” LÓPEZ
Ya fallecido fue otro comentado rey profesional del Festival Vallenato. En los comienzos de su carrera musical fue un destacado cajero, pero manoseando siempre el acordeón y siguiendo la senda y el estilo de Migue pudo definir su identidad musical que, sin tener la viveza y el brío de su hermano, tenía una nota mena, melodiosa y rica en arpegios de gran colorido armonizados con bajos precisos y adornados. Tuvo el privilegio de iniciar con Diomedes Díaz la gloriosa carrera de este coloso del vallenato con la grabación de los elepés: Tres canciones y De Frente. El gran prestigio musical a nivel nacional de los hermanos López hace que la casa disquera C.B.S. en busca de nuevas figuras del acordeón llame a engrosar su elenco al Debe López y a su paisano Poncho Pérez, quien con una voz gruesa y bohemia se mantuvo dando guerra con la grabación de los álbumes Noche de parranda, Tierra mojada y La última carta durante casi cuatro años de ajetreo casetero. El viaje sin regreso de Poncho Pérez para Venezuela le permitió a un joven compositor con ínfulas de cantante que luchaba en forma bravía contra todas las adversidades y el momentáneo rechazo sufrido en sus pininos parranderos merced a su carismática personalidad y talento natural saltar casi que de inmediato a la popularidad y enfilarse a la fama, se llamaba Diomedes Díaz. Ante el éxito de Diomedes y su proyección como figura grande del vallenato un grupo de sus amigos parranderos de La Junta, su pueblo y San Juan del Cesar le ponen presión por todos los Flancos para que grabara con Juancho Rois, un virtuosos adolescente que tocaba un innovador acordeón y finalmente triunfa la intriga y el Debe desarmado arma toldas entonces con un novel vocalista oriundo de Monterrubio (Mag) llamado Freddy Andrade que logra captar la atención de la gente con su voz muy bien afinada con registros de tenor segundo, lo que ha tenido pocas apariciones en el firmamento Vallenato. Con el álbum Vuelve mi canto lograron pegar y fuerte el paseo Aborréceme de Armando Zabaleta.

Posteriormente con Miguel Herrera antes de su deceso el 22 de Junio del 2006 nos dejó el “Debe” López los dos últimos éxitos discográficos de su brillante carrera, los paseos El tendero y yo, de Héctor Zuleta y Déjame quererte de Luis Enrique Martínez.

ALFONSO “PONCHO” LÓPEZ
Poncho llegó a ser quizás el acordeonero más versátil de este clan de virtuosos del tres coronas. Interpretaba todos los ritmos del Caribe colombiano principalmente Charangas y guarachas al mejor estilo de Aníbal Velázquez. En el mundo vallenato fue reconocido como “El rey de los bajos” pues sin tener la profundidad de Migue al pulsarlos, si nos asombraba con sus mayores recursos en figúrales y doblajes con los pitos. Era un verdadero poeta, con los bajos. Después de su participación en el conjunto de Los hermanos López con Jorge Oñate y tocando varios instrumentos como la tumbadora y el cencerro, Migue le da la oportunidad de mostrarse con el  acordeón y el en L.P. Rosa Jardinera, fue él quién interpretó el paseo Inquietud de Gustavo Gutiérrez llamando la atención de los sabuesos de la C.B.S siempre rastreando el talento agazapado que espera su oportunidad y así le armaron su tropilla musical a Poncho López con la voz de su paisano Armando Moscote quién venía de lucirse con Norberto Romero en aquel álbum de CODISCOS titulado El Hachero, tema ganador en la canción inédita Vallenata del año 1974 cuyo autor es el admirado Nicolás Maestre. Ningún cantante Vallenato ha tenido un pulmón tan altanero y potente como Armando Moscote, lástima su corta vida extinguida cuando apenas comenzaba. Yo soy Vallenato, merengue ganador en el festival de 1976 identifica el disco de larga duración que Poncho López y Armando Moscote dejaron para la posteridad. En 1.978 vuelve Poncho al ruedo discográfico, esta vez con Freddy Peralta al grabar el L.P. Embrujo de acordeón y con un futuro promisorio para ellos, se silenció su acordeón aquel dos de Mayo del 2000 cuando viajando hacía Bogotá en un brutal accidente de tránsito perdió su vida, en tierras del Cesar. Su prematura muerte privó a esta dinastía de tener otra corona de rey profesional en su catálogo.


ALVARITO LÓPEZ
Con su corona de rey del acordeón lograda en 1992 se da el primer caso en la historia del festival de padre e hijo soberanos de la categoría profesional. En sus comienzos fue seguidor del estilo de Alfredo Gutiérrez, pero consciente de los logros de su padre y sus tíos, terminó alinderándose en la impronta de los López y con un perfecto equilibrio en el dominio de pitos y bajos es hoy el más sobresaliente de la tercera generación de la dinastía. Tuvo a su cargo la nostálgica misión de despedir musicalmente al grandioso Diomedes Díaz con su último CD cuyo tema “Ay la vida” fue la canción más escuchada en el país antes y después de la muerte de Diomedes y con Rafael Santo el hijo de éste, tratan de llenar el imposible espacio dejado por “El cacique de la junta”. Alvarito inició su vida discográfica en el año 1986 cuando entra al conjunto de Jorge Oñate en reemplazo de Juancho Rois.  Su primera producción titulada Ahora con Álvaro López incluyó el paseaito “Irene” de Calixto Ochoa que no dejó de sonar en mucho tiempo en el ámbito nacional. Fueron varios años madurando artísticamente al lado de Oñate hasta que es seducido por Rafael Santo, el hijo de Diomedes y quedó para la historia, así se titula el primer L.P grabado por esta joven pareja, que impactó con el paseo “El turpial”, autoría de “El cacique”, corría el año 1997. Después del 2do trabajo “Llegar a tu corazón”, Rafael Santo se dedica a negocios particulares y Alvarito quedó en el ajetreo parrandero acompañando ocasionalmente a Zuleta, Villazon, Diomedes y otros bebedores de talla. Álvaro sabía que su prestigio musical en ningún momento decayó y pacientemente esperó otra oportunidad de avanzar en su carrera hasta que sonriendo le llegó cuando en el 2008 Diomedes, el número uno, el monstruo del vallenato lo eligió como su escudero de pitos y bajos y dispararon el CD Listo pa’ la foto que arrasó con todo lo que encontró a su paso y nuevamente repitieron esta proeza con La vida del artista un álbum para despedirse acorde a la grandeza del colosal Diomedes Díaz.

ROMÁN LÓPEZ
Es el menor de los hijos del rey Miguel y aunque un poco influenciado por estilos musicales más contemporáneos mantiene la identidad de sus mayores con un acordeón alegre y florido. Un infortunado accidente en su mano derecha lo alejó de las tarimas y parrandas cuando iniciaba una promisoria carrera al lado del hoy fulgurante Silvestre Dangond, con quien dio sus primeros pasos en el CD titulado Canto para ti.

NAVÍN LÓPEZ
En su explosiva y vibrante ejecución encontramos trazas de esa nota picada característica de los acordeoneros de Manaure como Juan Manuel Muegue y Carlos Araque y de la Jagua como Toño Salas y su hermano Emiliano Zuleta Baquero. Fue rey vallenato en todas las categorías y aunque hoy dedicado a su profesión de abogado conserva el prestigio musical de esta admirable dinastía. Su padre Dagoberto López es el único cantante de perrenque que tienen los López. Compositor de primera talla queda en la historia del vallenato no solo por la calidad de sus obras, sino también por haber integrado aquella memorable cruzada folclórica que lideró Manuel Zapata Olivella en el lejano año 1952 hacia al interior del país con la intención de promover entre los cachacos la cultura musical del caribe colombiano.

 Un serio compromiso con su profesión en la rama judicial no le han permitido a Navín mayores oportunidades de hacer presencia en estudios de grabación o en agrupaciones Vallenatas, sin embargo es destacada su actuación en producciones musicales especiales como la del homenaje que el festival Voces y canciones de la paz (Cesar) le rindió al maestro Rafael Escalona, donde interpretando majestuosamente el paseo “Rememorando” de su padre, dejó una tarea muy difícil de igualar a los acordeoneros de ahora. Antes de conquistar la corona del Festival Vallenato en el año 2002 vivió su primera experiencia discográfica con el vocalista Armando Mendoza en una larga duración que titularon Dónde está el cantante, cuyo contenido de corte romántico no nos permitió apreciar la impresionante artillería sonora a que nos tiene acostumbrados el acordeón de Navín. Con el cantante vallenato Darío Pimienta mostró en el preciado álbum El toque de un rey su admirable ejecución del vallenato tradicional en temas de Luis Enrique Martínez, Leandro Díaz, Calixto Ochoa y en el paseo “El che sanjuanero” una canción casi desconocida del maestro Rafa Escalona. Como el buen vino, podemos asegurar que el acordeón del rey vallenato Navín López esta cada día mejor. Con vínculos sanguíneos muy cercanos a la Dinastía López, Alfredo Gutiérrez Vital, con sus tres coronas de rey vallenato y ganador de dos concursos internacionales de música folclórica interpretada con acordeón, ambos en Alemania, el primero en Colonia, 1991 y el segundo en Berlín, 1993 lo ubican como el acordeonero de mayor peso musical sobre el planeta tierra. La aparición de nuevos exponentes del acordeón en la Dinastía López, mantendrá el prestigio y el vigor musical de este recio grupo familiar que representa una música folclórica hoy admiraday aplaudida en el mundo entero, la Vallenata.
Se dice que todas sus composiciones son de una abuela, la evidencia es que después de la muerte de su abuela, Escalona no volvió nunca más a componer algo que sirviera, la abuela le proporcionaba los temas y el tono y él se la chiflaba a su compadre poncho cotes