Por Adlai Stevenson Samper
Algunos historiadores sostienen que la música de Te Olvidé, la célebre canción insignia del carnaval de Barranquilla, sonaba, rodaba, en las poblaciones que conforman la Zona Bananera de Ciénaga desde principios del siglo XX y que Peñaloza, que vivió allí gran parte de su adolescencia y juventud tocando en bandas de vientos la tomó de allí. La versión puede ser cierta y probablemente le sucedió lo mismo que otras tonadas de tradición oral que se incorporaron al repertorio de orquestas en la incipiente industria disquera en donde todavía los derechos autorales eran asunto incierto. Asumiendo que Peñaloza haya conocido esta versión, a su arribo en 1935 a Barranquilla para trabajar en diversas agrupaciones –entre ellas la famosa Orquesta Sosa-, la tuvo guardada con mucho celo, pues no existen indicios que la haya tocado con alguna de ellas en su aspecto de tonada musical. Solo la vino a destapar, según Nelson Pinedo, en los carnavales de 1950 cuando la reencauchó en una canción. Por supuesto que sin el nombre y la letra que posteriormente la haría conocida, pero que dio pábulo al cantante barranquillero en ese momento al servicio de Peñaloza y su orquesta, de comentar, años después, que él había escuchado esa canción en unos de los toques de esa época en los salones del Country Club dedicada a la reina del Carnaval. Peñaloza se mudó a Bogotá en 1951 a cumplir encargos montando una orquesta para el nigth club La Casbah llevándose a Nelson Pinedo en el staff en 1951, desde donde partiría para La Habana y no volver más.
Mientras tanto Peñaloza seguía grabando discos, dirigiendo orquestas y haciendo arreglos hasta el día en que fue visitado por el productor discográfico cartagenero Curro Fuentes que andaba en plan inquieto de buscar repertorio para su famosa –y anónima-, Sonora Curro. En ese sentido fue hasta Bogotá parece que buscando exclusivamente a Peñaloza, pues en Barranquilla y Cartagena habían en ese momento muy buenos músicos con que emprender sus proyectos.
El contacto en esa ciudad fue el cantante Alberto Fernández, famoso por sus interpretaciones de paseos, merengues y sones con acento “vallenato”, aunque todavía el concepto no había adquirido la prestancia que tiene hoy en día. Así que este lo llevó adonde se encontraba Peñaloza exponiéndolo Curro sus intenciones del montaje de la agrupación y que sí además tenía algún tema por ahí para grabarlo. Por supuesto hubo discusiones sobre los honorarios. Tanto Curro como Peñaloza se acusaban después de ser difíciles en las negociaciones.
Al fin, tras ponerse de acuerdo procedieron a escoger sitio, repertorio y hora de grabación que se basaba en varios temas de José Benito Barros que fue lo primero que hicieron en los estudios. Después llegó el momento de presentar el tema de Peñaloza que este rescata de la vieja tonada musical de la zona bananera agregándole una poesía que le había entregado el periodista español Mariano San Ildefonso que trabajaba con Juan Danielson propietario del bar Le Casbash y El Gong- en la revista 5 y 6 y que solía aparecer en las frías noches bogotanas por el bar para ejercitar la bohemia. En varias noches le mostró unas 20 poesías de la cual solo le pareció interesante Te olvidé, agregán que las demás “eran flojongas”. Incluso, según palabras del mismo Peñaloza, él mismo le toco adaptar los versos a la estructura musical y en algunas partes los cambió.
Cuando Curro Fuentes escucho la canción la descartó de plano por mala. Después la aceptó a regañadientes aduciendo que “esa porquería tenía la letra más larga que le himno nacional”. La grabación del tema fue en los estudios de la emisora Nuevo Mundo en la carrera 9ª entre calles 13 y 14 en Bogotá. Para el montaje de la orquesta Peñaloza contrató como grupo base a unos negros panameños que tenían un grupo de jazz: el Set Rose trío. Con ellos hizo el intento de montar un garabato, pero el baterista no cogía el ritmo así que Peñaloza hizo una adaptación para que “la tocará con las manos”, según dijo Alberto Fernández, quien quedó de cantante ante la ausencia de Alberto Cortez que tenía un guayabo fenomenal que le impidió asumir los pormenores del encargo de grabación.
Así quedó conformado el team: los panameños de Set Rose Trío, el trompeta cucuteño Canta bonito Benítez, Peñaloza en la otra trompeta, Alberto Fernández en la voz y en los coros, vivas y guapirreos el mismo Antonio María: “Viva la danza del garabato, viva discos Curro, viva el carnavá!” Los discos fueron prensados en Medellín y apenas llegaron para las fiestas de noviembre en Cartagena se agotaron.
Les daban un papelito a los interesados para que lo reclamaran cuando nuevamente fueran distribuidos. Un hit de salida que, como hecho curioso, nunca fue reivindicado por la Sonora Curro en bailes. En Barranquilla, en 1954, fue el tema de moda en esos carnavales peleando en el favoritismo del público con Al oscuro, el merengue del ConjuntoTípico Cibaeño. La inmortalidad del tema se debe a varios factores: no es su letra un tema de carnaval, pero presenta, como dice Peñaloza, “el anverso y reverso de la vida”, esa lucha del eterno retorno que se encuentra al interior de la danza de congos del garabato. Por otra parte, el toque inventado por Peñaloza, al que algunos le llaman Peñason, tomó carta de ciudadanía y es que el después se le conoció comercialmente como chandé, aire diferente al de su mismo nombre en la zona de Loba, en el Magdalena. Y por último, el piano percusivo y los fraseos jazzísticos son inigualables y le dan ese toque internacional que lo hizo difundido por orquestas, conjuntos, cantantes y bandas sinfónicas a través de todo el mundo.
Lo más importante: cuando suena
Te olvidé es presagio